Friday, May 11, 2007 |
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(De La Voz del interior)
Versión libre Carlos Schilling
Casada con todo
Nupciario, por Silvina Mercadal, editorial La Creciente, Córdoba, 2007, 54 páginas.
¿Qué clase de bodas relata Silvina Mercadal en Nupciario? ¿El matrimonio entre los reinos mineral, vegetal, animal, humano y divino? Hay príncipes y abejas, hay joyas y flores, hay ángeles y sombras... Pero ese relato de fiestas nupciales avanza de forma intermitente a lo largo de las páginas del libro. Poema tras poema va insinuándose un sentido que los versos se dedican a disolver antes de que cristalice en una historia concreta. "En un instante nos unimos con facilidad/ sólo había que convencerse de alguna belleza/ y deslizarse.../ Ya cerrará las alas, se llevará las copas/ y la comezón de junio, decía/ es el deseo que sucede, su breve paso./ Que se aproxime entonces/ pero no me alcance/ pero sí me alcance". La contenida sensualidad flota entre las palabras, las envuelve y las difumina en un vapor luminoso donde todo significado parece quedar en suspenso. ¿Qué dice? ¿Qué no dice? Antes que una confesión o una celebración, la serie de poemas que compone Nupciario (palabra sospechosa pero única para titular este libro) se parece a una meditación musical o una ensoñación ebria, una versión femenina de La siesta de un fauno, donde lo que se trata de perpetuar no son tanto los cuerpos entrevistos como el deseo que los ha elegido, los ha tocado y los ha abandonado. La materia verbal con la que ese mundo inestable se presenta a la lectura está hecha de sutiles juegos de palabras, breves exclamaciones y signos de interrogación, imperceptibles desviaciones de la sintaxis, alusiones a una escena anterior a las palabras que las palabras mismas desdicen. Así: "Ya me desperté, flor de lis/ flor de lirio/ delirio tan lindo, tan tierno,/ tan frágil, tan evasión,/ invasión suave/ y atroz". |
posted by L. @ 11:16 AM |
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